Por qué el estrés inflama nuestro cuerpo? Y Qué consecuencias trae para nuestra salud?
El estrés es uno de los principales factores que incide en la modulación de la respuesta inflamatoria que se da en el organismo. A través de diferentes rutas fisiológicas y metabólicas, el estrés provoca cambios en el normal funcionamiento de los diferentes sistemas involucrados en el proceso inflamatorio.
El estrés incide en tres de los principales sistemas que tiene el organismo para controlar todas las funciones corporales, el sistema endocrino u hormonal, el sistema inmunitario o de defensa y el sistema nervioso. El estrés afecta a los tres sistemas, provocando, si se vuelve crónico o agudo, acaba desequilibrando al organismo en general, pudiendo aparecer toda una serie de enfremedades dónde también encontramos las enfermedades dermatológicas.
El sistema endocrino responde al estrés con la liberación de unas hormonas denominadas hormonas del estrés (Cortisol y la Norepirefrina són las principales).
Cuando circulan en exceso por la sangre acaban produciendo desequilibrios a distintas partes del organismo, ya que alteran la correcta modulación de la respuesta inflamatoria.
El sistema inmunitario, que está directamente implicado en los procesos inflamatorios, también se ve afectado por el estrés. Cuando sufrimos estrés las células del sistema inmune modifican su funcionamiento normal, se vuelven más sensibles y pierden cierto control sobre los procesos inflamatorios. Las hormonas del estrés provocan estos cambios ya que las células del sistema inmune tiene receptores para estas hormonas.
El sistema nervioso es el encargado de captar y elaborar una respuesta frente al estrés. En el cerebro existen diferentes estructuras especializadas para captar estímulos estresores. Cuando se detecta un estrés, el cerebro se ayuda del sistema nervioso periférico y del sistema endocrino para enviar señales bioquímicas al resto del cuerpo, estas señales bioquímicas se traducirán en modificaciones fisiológicas y metabólicas que permitirán adaptase al estrés. Si el estrés se vuelve crónico o es muy intenso estos mecanismos de adaptación son superados y el estrés puede desencadenar en enfermedades de distinta índole, como las inflamatorias dermatológicas como psoriasis, acné y alergias cutáneas.
Es por esto que el estrés y su adecuado manejo es de capital importancia a la hora de abordar diferentes enfermedades, como las enfermedades dermatológicas, en las que el estrés es una de las causas principales.
Qué consecuencias trae esto para nuestra salud?
Lo llaman la epidemia de nuestros tiempos, y es que de forma silenciosa pero invasiva, el estrés afecta cada vez a más personas para alterar su estado físico y mental. Consecuencia de una vida agitada y sin control, sus efectos se van acumulando a lo largo del tiempo hasta pasarnos factura.
Muchos estudios señalan que el estrés origina enfermedades al debilitar el sistema inmunológico. Y ahora se ha comprobado que un organismo estresado es más susceptible a inflamarse, trayendo como consecuencia una serie de complicaciones como asma, problemas cardiovasculares e incluso enfermedades auto inmunes.
La inflamación de órganos y tejidos es el primer paso para el desarrollo de problemas de salud. También se sabe que el estrés elevas los niveles de cortisol en la sangre. Por otro lado, está demostrado que altos niveles de estrés crónico insensibilizan los tejidos corporales al efecto del cortisol. Por lo tanto, a la par que el estrés obliga al cuerpo a aumentar los niveles de cortisol, paradójicamente altera su capacidad de reaccionar a la hormona. El resultado es un cuerpo inflamado y que responde de forma equivocada a las enfermedades.
Es decir ; acumular estrés es también acumular inflamaciones que debilitan el organismo y son la base de variadas enfermedades.
Qué hacer?
Para domar el estrés puedes comenzar por mejorar tu alimentación, aumentar la actividad física y enfocar tus pensamientos.
Eso significa que si estás bajo estrés te estás estresando a ti mismo al procesar de forma equivocada toda la información y los sucesos que te acontecen. Un cambio de actitud junto a hábitos de vida saludable puede hacer milagros en los niveles de estrés.
Y no olvides qué hay cosas que puedes controlar y otras que no. Saber la diferencia te ayuda a prestarle atención a los factores que aportan soluciones, y sobre todo, a manejar mejor aquellos que traen preocupaciones. Hay un proverbio chino que da en el clavo en ese sentido. “Si el problema tiene solución, intenta resolverlo. Y si no lo tiene ¿para qué te preocupas?”